lunes, 16 de mayo de 2011

JUGANDO AL DESPISTE



Todos los partidos políticos tienen, a través de sus organizaciones juveniles su cantera particular que, además de garantizarse el relevo generacional, les aporta nuevos valores para el mundo de la política.


Algunos partidos disponen además, de una organización sindical. Por supuesto, estas organizaciones sindicales son indipendientes (faltaría más) de los partidos políticos, y solo se ocupan de la defensa de los derechos de los trabajadores. Esa es la teoría y así debería ser.


A la hora de la verdad, actúan como apéndices de su partido, agitando o pacificando a sus afiliados, no en función de los legítimos intereses de la clase trabajadora, si no en función de intereses políticos de los partidos a los que sirven.


El resultado de esta mezcla de intereses es que suelen prevalecer los intereses de partido por encima de los de los trabajadores. Así vemos cómo son acatados con sumisión casi devota los recortes del Gobierno Socialista de Zapatero y la nefasta administración del Tripartito (PSC, ICV-EuA y ERC) pero cuando CiU, que no es de su cuerda, trata de poner orden en las finanzas de la Generalitat, automáticamente empiezan las movilizaciones.


Ya no se acuerdan que ha sido el gobierno del PSOE el que ha llevado a España del superávit a tener que ser tutelada por Europa, el que en su lugar de actuar con rapidez y eficacia prefirió negar la crisis por motivos electoralistas, aunque ello significara perder un tiempo precioso, el mismo que hoy día, para justificar la incapacidad de su política para frenar la crisis y crear empleo, nos sigue diciendo que toda Europa está igual de mal, cuando sabemos que ni un solo país ha llegado a nuestro nivel de paro, y que algunos países, como es el caso de Alemania, ya están creciendo y creando empleo.


Y ¿qué decir del Tripartito catalán, (PSC, ICV-EuA y ERC), cuyo principal partido es el mismo que gobierna en España? Han gobernado Cataluña durante los últimos siete años, y ha sido su mala administración, su gasto incontrolado y su falta de rigor, los que han conducido a la Generalitat al borde de la suspensión de pagos.


La forma más fácil de gobernar es gastando y repartiendo dinero sin ton ni son. Y eso es lo que han hecho el gobierno de Zapatero y el Tripartito. Pero todo tiene su fin y a Zapatero, por suerte para España, le han cambiado el guión la comunidad internacional con Alemania a la cabeza. Y al Tripartito, por suerte para Catalunya, lo han cesado las urnas.


Ahora entramos en una fase donde se impone administrar con cordura y responsabilidad. De poner freno al despilfarro. Y eso es lo que está intentando CiU. Por fin tenemos un plan de austeridad, que aunque con dolor, no ha de permitir a Catalunya pagar las enormes deudas heredadas del Tripartito y volver a la senda del crecimiento y la creación de empleo.


¿Acaso hay mejor manera de garantizar el estado del bienestar? ¿Cuánto tiempo más creen que se podría mantener el ritmo de gasto del Tripartito? ¿Acaso el nuevo gobierno de CiU tenía otra opción que recortar? ¿Quién pone en peligro el estado del bienestar, el que ha despilfarrado el dinero o el que ahora intenta administrar las deudas responsablemente? ¿Es aceptable que el Partido Socialista se queje en Catalunya de los recortes mientras que en Madrid diga que debemos recortar el doble? ¿Es coherente reclamar en Catalunya el pago de los 1450 millones de euros de Fondo de Competitividad y en Madrid, por intereses de partido votar en contra?


Los sindicatos tienen toda la razón de salir a la calle contra los recortes, pero no han elegido bien el destinatario de sus protestas y esto les resta credibilidad. Han visto el bosque en llamas y en lugar de perseguir a los pirómanos, los han acogido en sus filas y juntos, se manifiestan contra los bomberos que intentan apagarlo.


Tal vez un poco de coherencia no vendría mal. Y de paso, si es posible, que nos aclaren a todos qué modelo creen que garantiza mejor el estado del bienestar, el modelo griego o el modelo alemán. Por favor, asuman su responsabilidad y no nos vendan más humo.


Pilar Cardeña Cruz