jueves, 11 de noviembre de 2010

BONOS PARA HOY, DEUDA PARA MAÑANA


La Generalitat ha puesto en marcha una emisión de bonos, cuando falta menos de un mes para las elecciones, de hecho, cuando se cierre la emisión, el 19 de Noviembre faltarán solo 9 días para la consulta electoral. Tanta urgencia, produce algunas inquietantes preguntas.
¿Tan mal están las arcas de la Generalitat que no pueden esperar un mes a que sea el nuevo gobierno de la Generalitat quien haga la emisión? A juzgar por las prisas, las arcas están llenas, pero de facturas por pagar.
¿Estos 2.500 millones de euros son para acometer algún tipo de inversión en carreteras, infraestructuras, etc.? Pues no. Son simplemente para poder llegar a final de mes, o sea de legislatura, haciendo frente a los pagos inaplazables, como nóminas, etc.
Y con esta emisión solo cubrimos hasta fin de año, ¿cómo pagará el gobierno entrante a partir de Enero ó Febrero? Ni idea. De entrada, la agencia de calificación de riesgos Moody's ha rebajado la nota de solvencia a largo plazo de la Generalitat, otorgándole la peor nota de las comunidades españolas.
¿Qué coste tiene esta emisión de bonos? El 7,75% (un 4,75% de interés + un 3% de comisión a la banca, por la venta del producto). Un coste altísimo, si tenemos en cuenta que el euribor actual está en torno al 1,5% y que los particulares pueden obtener una hipoteca al euribor + 0,70%, es decir, en torno al 2,20% (este es el precio que está ofreciendo BBVA en la venta de sus pisos). ¿Por qué entonces la Generalitat ofrece un interés por encima de los precios de mercado? Tal vez por miedo a no cubrir la emisión si la hace a precios de mercado.
Pero esta emisión, además ha puesto en evidencia a quienes, hasta hace poco sostenían que la crisis la pagarían los ricos. Así, mientras a los funcionarios se les descuenta un 5% en su nómina y a los pensionistas se les congelan las pensiones, la banca saca una magnífica tajada de un 3% sólo por vender los bonos. Todo un ejemplo de cómo la política real desmienta a la oficial.
¿Qué pasará el 21 de Noviembre de 2011? Pues que seguramente habrá que hacer una nueva emisión de bonos para poder devolverle el dinero de esta más los intereses. Es decir, otro préstamo para devolver el préstamo anterior, y después otro... De momento, el monto que necesitará el nuevo gobierno que salga de las urnas para hacer frente a la deuda con vencimiento en 2011 está cifrado en torno a los 10.000 millones de euros. ¡Menuda papeleta!
Llegados a este punto, ¿se acuerdan ustedes del dinero gastado en miles de informes inútiles, en el reparto de cargos entre familiares y amiguetes, en las embajadas, en los coches de alta gama, en viajes, en ...? Yo sí. Y estoy segura que ese no será el motivo de que hoy la Generalitat esté en la situación que está. Pero personalmente, me duele cada euro malgastado, sobre todo por el mal ejemplo que día a día nos dan despilfarrando los fondos públicos.
El último ejemplo, de la alegría con que se gastan el dinero de todos, son los 20 millones de euros que se van a destinar a los ni-ni, jóvenes que ya han demostrado sobradamente, que no quieren ni estudiar ni trabajar. Mientras, otros jóvenes estudian y trabajan los fines de semana y las vacaciones para pagarse la universidad. Pero ellos no reciben ni un céntimo de la administración. Seguramente, con esta medida en tiempo de elecciones, esperan cosechar unos cuantos votos. Tal vez se equivoquen, ya que estos jóvenes ni trabajan, ni estudian, ni suelen votar.
Además, en estas últimas semanas, parece que la Generalitat está acelerando la política de gasto. Hay quien opina que son partidas que quiere dejar cerradas. Pero también hay quien se pregunta: ¿No será que se ha emprendido una política de tierra quemada ante la previsión de un cambio de gobierno?
Lo único seguro, es quién pagará los platos rotos. ¿Lo adivinan?
Pilar Cardeña Cruz

jueves, 4 de noviembre de 2010

UN DESPLANTE INNECESARIO

Al parecer, Zapatero no acudirá a la misa que, durante su visita a España, celebrará el Papa en Santiago de Compostela, y tampoco a la que celebrará en la Sagrada Familia de Barcelona.
Como persona, Zapatero tiene todo su derecho, a no simpatizar con la religión católica, y por supuesto a no ir a misa, ni que la celebre el Papa.
Como presidente del Gobierno de España, la situación es distinta. Cualquier jefe de gobierno de cualquier país, se ve a veces obligado a asistir a actos que no son de su agrado, incluidos actos religiosos, ¿o no vinieron personalidades de otras confesiones a la boda religiosa de los Príncipes de Asturias, sin que ello signifique que se han convertido de pronto al catolicismo? ¿Por qué entonces Zapatero debería asistir a alguno de los actos religiosos que celebrará el Papa?
- Por que el Papa es un jefe de estado, nos guste o no, y como jefe de estado debe ser tratado, evitando cualquier desplante innecesario. ¿Recuerdan cuando Zapatero no se levantó al paso de la bandera americana? Aquel gesto le costó a España años de malas relaciones con EEUU.
-Por que el Papa es el representante de una religión, la católica, con más de 1.200 millones de bautizados, lo que representaría cerca de un 20% de la población mundial.
- Y sobre todo, por que en España más del 73% de los españoles se confiesan católicos. Y un jefe de gobierno debe gobernar para todos los españoles, sean ateos, beatos o de cualquier otra religión. Pero debe ser especialmente cuidadoso en no herir las sensibilidades de una parte tan importante de su pueblo.
- Por último, está el tema de la imagen. Cientos de millones de personas de todo el mundo nos observarán a través de la televisión. ¿Qué imagen transmitiremos? ¿La de un país serio y respetuoso con sus raíces católicas, o la de un país maleducado que no respeta ni a su ilustre huésped ni a sus seguidores? Recordemos que una imagen vale más que mil palabras. Y la imagen exterior de España, no está precisamente para tirar cohetes.
Los expertos ya han calculado que la visita del Papa dejará en Barcelona en torno a 30 millones de euros, lo que desmiente a los que alegan coste económico para oponerse. Por eso, no seamos tan tiquis miquis, con el tema religioso, utilicemos el sentido común.

Pilar Cardeña Cruz