Estoy sentada tomando algo con mis amigos. De pronto, alguien extornuda, y en un acto reflejo, le digo ¡Jesús! Podría haber dicho ¡Salud! pero dije ¡Jesús! por que es lo que me enseñaron de pequeña y es lo que llevo haciendo toda mi vida cada vez que alguien extornuda a mi lado.
Pero, en esta ocasión, alguien me corrigió. Me dijo que no está bien responder a un estornudo con un ¡Jesus! ya que la otra persona puede ser de otra confesión religiosa, por ejemplo de religión islámica y sentirse ofendida.
Entendí el mensaje y apelé a la tolerancia, si ese fuera el caso, por que yo entiendo una expresión inocente y carente de toda malicia.
A los pocos días de haberme sucedido esto, leí en la prensa que en Egipto la policía ha matado a 24 cristianos coptos al reprimir una manifestación en protesta por la quema de una iglesia.
Entonces yo no puedo por más que comparar ambas situaciones y ver que mientras en España, a pesar de lo que digan algunos elementos que hagamos lo que hagamos siempre nos tacharan de recistas y xenófobos, la sociedad es inmensamente más tolerante y permite que las mezquitas se levanten por miles, sin que los islamistas ofrezcan un trato semejante a los cristianos en sus respectivos paises.
No he leído que se haya producido ninguna concentración ni manifestación delante de la embajada de Egipto ni de otro pais donde los cristianos son perseguidos, por el solo hecho de serlo.
Pero claro, manifestarse en contra de determinadas prácticas islamistas puede salir caro. En cambio hacerlo contra la iglesia o contra el papa sale gratis, y además es más progre.
La primavera árabe, amenaza con convertirse en un infierno para los cristianos de la zona, pero eso ¿a quién importa?
Pilar Cardeña Cruz
