viernes, 29 de octubre de 2010

UN GRAN PARROCO

Confieso que no soy una persona de misa. He sido bautizada, como la inmensa mayoría de españoles, en la religión católica, y también, como la inmensa mayoría de los españoles, no suelo ir a la iglesia salvo cuando acudo a algún acto social, como bodas, bautizos,comuniones, etc.
En mi infancia, fui a un colegio de monjas. Las monjas no lograron hacer de mí una persona religiosa, pero por encima de los temas religiosos, me inculcaron valores, hoy tan en desuso, como el respeto a los padres, a los mayores, y la solidaridad con los más desfavorecidos. Son valores que intento conservar, y que por su carácter universal, bajo mi punto de vista, son compatibles con cualquier ideología política, a pesar de que algunos se empeñen en lo contrario.
El fin de semana pasado, asistí a un bautizo en la iglesia románica de Barberá del Vallés, y puedo decir que la alocución del párroco fue excepcional. Me impresionó por su conocimiento de los problemas de la sociedad actual, por su compromiso social, por su cercanía siendo uno más, sin barreras ni artificios. Nada que ver con aquellos mensajes obsoletos de algunos párrocos, que nos hablan de cuando Jesucristo iba en burra, con los que la inmensa mayoría no se identifica. Fue tan amena la ceremonia, que a pesar de durar aproximadamente una hora, el tiempo transcurrió sin apenas darnos cuenta.
Al finalizar la ceremonia, me dirigí a la sacristía para felicitarlo y departir un poquito con él, y pude confirmar que me hallaba ante una gran persona. Lástima que este tipo de párrocos no abunde. Lástima que la Iglesia no se modernice ni actualice sus mensajes. Lástima que el mal ejemplo de algunos se utilice por los detractores para tapar el trabajo de muchos religiosos y religiosas en beneficio de los más pobres. Lástima de que quienes muestran tanta beligerancia con la Iglesia como tolerancia con el Islam, favoreciendo así la sustitución de una religión por otra.
No tengo nada en contra de que se critiquen los excesos y se juzguen los delitos, que los miembros de la Iglesia puedan cometer, pero no me parece coherente que algunos se dediquen a combatir a la Iglesia, cuya base es la igualdad entre los seres humanos, mientras callan o incluso defienden otras religiones que degradan a la mujer a la categoría de objeto, que allí donde está implantada, la mujer pueder ser castigada con un centenar de latigazos por los mismo hechos que el hombre sería absuelto, y que incluso la pueden condenar a morir lentamente torturada a pedradas, para lo cual, incluso ha previsto cómo han de ser las piedras, que no han de ser demasiado grandes, a fin de evitar una muerte rápida y así alargar el sufrimiento.
Espero que los mismo que ahora se manifestarán en contra de la visita del Papa, tengan la misma valentía de hacerlo contra la semiesclavitud que padecen las mujeres en ciertos países y contra la lapidación. Lo tienen muy fácil, pues cada vez son más las mezquitas dirigidas por imanes radicales. De momento, los hemos visto en esas mezquitas, pero no manifestándose, si no celebrando el fin del ramadán.
Pilar Cardeña Cruz

miércoles, 20 de octubre de 2010

ENTRE MALOS Y PEORES


Se aproximan nuevas convocatorias electorales, en Noviembre las autonómicas catalanas, y en Mayo de 2011, autonómicas del resto de España y municipales. Aunque oficialmente aún no ha empezado la campaña electoral, la precampaña ya hace días que comenzó y promete seguir por el mismo derrotero que las anteriores.

Después de algo más de 30 años de democracia, resulta curioso ver lo poco que han evolucionado las campañas electorales. Así, cuando habla un candidato del PP, sabemos de antemano que nos va a hablar de lo malos que son los socialistas y cuando habla un candidato del PSOE, sabemos que nos va a hablar de la falta de propuestas del PP.

Si esto lo trasladamos a Cataluña, los papeles se trasladan al PSC y CiU, los dos partidos con opción de gobierno, ya sea solos o en coalición.

Esto nos lleva a pensar, que los partidos no esperan ganar las elecciones por méritos propios, si no por los fallos de los oponentes. Por eso no basan las campañas en decir lo bueno que ellos harán, si no lo malo que harán los oponentes. En estas condiciones, cualquier mediocre puede resultar elegido, a condición de que el oponente sea peor que él. Es decir, no se trata de escoger al mejor, si no al menos malo.

Personalmente, me gustaría darle mi voto, no al menos malo, si no al mejor. Me gustaría escuchar a un líder que me devolviera la confianza desgranándome su programa de cómo piensa afrontar:


- La reactivación económica.

- La creación de empleo.

- El diálogo social.

- Las prestaciones sociales.

- La reducción del gasto público.

- La reducción de los cargos de confianza.

- La reducción de informes inútiles.

- La corrupción, que se está generalizando.

- La inmigración.

- Y todos los etc. que se quieran añadir.


Este es el discurso que me gustaría oír en los mítines. Y por favor, dejen de asustarnos con que viene la izquierda, la derecha o el tío del saco, que ya somos mayorcitos y les conocemos a todos. Tampoco hace falta que se estrujen el cerebro buscando la frase más ocurrente o el disfraz más llamativo. Las elecciones no son un carnaval, aunque a algunos se lo parezca. Estrújense el cerebro sí, pero en buscar soluciones a los enormes problemas del país y no en tonterías. Solo así les tomaremos en serio. Para lo demás, pueden dirigirse a alguno de los numerosos programas rosas que existen en TV para entretener a la parroquia.


Pilar Cardeña Cruz

viernes, 1 de octubre de 2010

DAÑOS COLATERALES


Aprovechando la huelga del 29-S, un grupo de radicales convirtió el centro de Barcelona durante 8 horas, en un campo de batalla. Durante ese tiempo, se dedicaron a arrasar el mobiliario urbano, los comercios y todo lo que encontraron a su paso. La policía se vio desbordada hasta tal punto, que incluso tuvo que presenciar cómo les quemaban un coche.
Se quemaron contenedores, se saquearon comercios a plena luz del día, se formaron barricadas con vallas, se causó el máximo daño posible al patrimonio de la ciudad.
Los daños directos se han cifrado en torno a los 300.000 euros. Los daños a la imagen de la ciudad son incalculables. La imagen de la Barcelona olímpica, tomada por los vándalos, que durante horas se dedican a destrozar todo lo que encuentran, sin que la policía tenga la capacidad de frenarles, a buen seguro habrá quedado grabada en la retina de millones de personas a través de las televisiones de todo el mundo.
Según el Alcalde, Sr.Hereu, siempre son los mismo. Y algo de razón tendrá, por que ya en 2006 Barcelona renunció a la celebración de un importante evento internacional por miedo a no poder ofrecer la seguridad requerida para la ocasión. Y yo me pregunto, si saben quienes son. ¿por qué no les controlan? ¿por qué no actúan?
Según la policía, ya sabían que este grupo estaba preparando acciones para el 29-S, incluso con gasolina. Pero el responsable, sabiendo esto no monta un dispositivo suficiente para evitarlo. ¿Vamos a dejar que los violentos tomen la ciudad? En ese camino estamos, como lo demuestran los desordenes que provocan con cualquier pretexto, da igual si es para celebrar una victoria futbolística, como si se protesta por un desalojo.
Y mientras, el departamento de interior, tal vez por miedo a no parecer suficientemente de izquierdas y progresista, no deja a la policía actuar con contundencia e incluso el número dos de su departamento, se permite el lujo de irse tranquilamente de huelga a Girona. Ya se ha justificado diciendo que él no tiene responsabilidades sobre la policía y que el departamento estaba perfectamente atendido. ¡Ya lo hemos visto!
Pero en Catalunya no somos los únicos en tener este tipo de políticos. También a dos importantes cargos políticos del Ayuntamiento de Sevilla, los hemos podido ver integrando piquetes, de los que informan que o cierras o te destrozan el local.
Y es que hay cosas, que aunque sean legales, no son éticas y nuestros políticos harían bien si se aplicaran el dicho de que, como la mujer del César, "además de ser honestos, hay que parecerlo". Por desgracia, hay muchos que ni lo uno ni lo otro.
Pilar Cardeña Cruz