miércoles, 10 de febrero de 2010

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Más de una persona me ha preguntado que cómo es que no he escrito en estos últimos dias. Pues bien, el motivo no es otro si no la falta de tiempo, las dificultades para conciliar la vida familiar, laboral y de varias actividades que como sabés participo. Hay semanas que me faltan horas y el blog es para mí un pasatiempos. De todas maneras, gracias por vuestro interés a todas las personas que seguís mi blog.
De los muchos temas "calientes" de la actualidad, hoy voy a referirme a las pensiones.
Aún no hace un año, concretamente el 16-4-2009 colgué en este mismo espacio un escrito titulado "Despertar desapacible", en el que hacía referencia a las voces de alarma de distintos sectores de la sociedad civil, política y empresarial, sobre la problemática que se avecinaba en relación a las pensiones, así como la necesidad de que los dos grandes partidos políticos buscaran un consenso con el resto de partidos políticos y fuerzas sociales para acometer con valentía la situación. No es la primera vez (recordemos el Pacto de Toledo) y seguramente no será la última, que nuestro sistema de pensiones necesita una reforma. Y a decir de los expertos, esta necesidad es cada vez más acuciante, si queremos garantizar las pensiones futuras.
Sin embargo, esta necesidad que no es nueva y que hubiera estado muy bien acometer en la época de vacas gordas, se ha ido dejando aparcada mientras se nos decía que nuestro sistema de pensiones igual que nuestra economía, gozaba de una salud envidiable. Ahora, cuando estamos instalados en una crisis galopante, sin buscar consenso, sin que el tema sea estudiado en profundidad por los expertos, nos lanzan otro globo sonda, que después de que los sindicatos hayan amenazado con una huelga general, retiran diciendo, que bueno, que tampoco está tan mal el sistema y que la reforma puede esperar.
Otro episodio más de la indecisión en que está instalado nuestro gobierno, que ya no sabemos si es una estrategia o es que no sabe más. Cada vez son menos los ciudadanos (ahí estan las encuestas) que confian en la capacidad de este gobierno para sacarnos de la crisis. Y esta imagen la hemos trasladado al exterior.
Nuestros pensionistas están preocupados al ver como por arte de magia, después de subirles las pensiones cobran menos.
Los que aún tenemos que llegar a pensionistas, estamos preocupados por que después de más de 45 años de trabajo, sabemos que nos va a quedar una pensión de miseria, cuando se apliquen las reformas que estan en camino. Y sin embargo, algo habrá que hacer por que, según los datos que yo tengo, en la actualidad hay en España:
8.000.000 de pensionistas y subiendo
4.300.000 de parados y subiendo
3.000.000 de funcionarios y subiendo
Este gasto, ha de salir de los 14.500.00 y bajando, de personas que tenemos la suerte de tener aún un puesto de trabajo. Salta a la vista, que la situación es insostenible. Otra cosa, es cómo se ha llegado hasta aquí, y eso ya es más discutible.
¿Es justo que se alargue ahora la edad de jubilación a los 67 años, después de haber autorizado en los últimos años miles y miles de prejubilaciones con edades entre 55 y 60 años?
¿Y qué decir de lo fácil que es para un alto cargo de la política conseguir la pensión máxima? ¿Tocará este tema la futura reforma de las pensiones o seguirán manteniendo sus privilegios? Me temo que seguiremos con la doble moral a la que nos tienen acostumbrados, fíjense como en estas cosas tanto los de derechas como los de izquierdas, están de acuerdo.
Lo peor de todo, es que lamentablemente, ni el gobierno ni la oposición nos infunden la confianza que el país necesita. La falta de verdaderos líderes capaces de tomar medidas serias y sin titubeos, y de aunar voluntades en torno a un proyecto, es abrumadora. Cada vez somos más los que miramos la evolución de la economía en los paises fuertes de Europa con la esperanza de que su salida de la crisis tire de nosotros en la misma dirección. Lamentable.
Pilar Cardeña Cruz