martes, 19 de enero de 2010

CARTA A JESUS RIOS


Buenos días Jesús. Soy persona de convicciones, a quien le gusta llamar las cosas por su nombre, fue una de las cosas que me enseño mi padre, aún asumiendo los riesgos que ello comporta. Doy por hecho que en algunos de mis planteamientos puedo estar equivocada, y por ello, siempre estoy dispuesta a aprender y rectificar si se me dan razones para ello. Pero no me gustan las imposiciones ni los sectarismos.
Por eso me duele la incapacidad de muchos políticos para moverse fuera del corsé de su partido, de bajarse del pedestal y ver lo que ocurre a nivel de calle. Los políticos suelen considerar que las cosas son buenas o malas según la fuente de la que proceden, actuando bajo la premisa de que es bueno todo lo que hace mi partido y malo todo lo que hace el resto. Yo por el contrario, considero que las cosas son buenas o malas según su naturaleza, independientemente de su procedencia.
Pero cuando actúas de esta manera, y dices públicamente lo que piensas, ya ves como reacciona toda la clase política. Ante la falta de argumentos sólidos para defender sus posiciones y hacer un debate sosegado, optan por sacar lo peor de sí mismos para lanzarse como auténticas "fieras" sobre quien ha osado poner en cuestión que con sus intervenciones hayan copado el tiempo supuestamente dedicado a los ciudadanos. Ya ves qué valientes son contra un enemigo tan poderoso: una mujer sola con su palabra.
Por eso quiero felicitarte, por que aun perteneciendo a una formación política, no has perdido tu capacidad de pensar por ti mismo. A los políticos les damos nuestro voto, pero algunos pretenden que les demos también nuestro cerebro, y eso yo no lo voy a hacer, y estoy segura que tú tampoco. No cambies. Seguramente tendrás más problemas, pero estarás en paz con tu conciencia, y eso no tiene precio.
Gracias por tu apoyo, que valoro enormemente, gracias por no callar, por que si los que pensamos libremente callamos, ¿Quién hablará por nosotros? Gracias también a las personas que me apoyaron públicamente, y a las numerosas personas que lo han hecho en privado.
Gracias a los políticos que tuvieron la inteligencia de no sumarse al vapuleo. Lo siento por los que cayeron en la tentación y, queriendo hacerme daño a mí, nos mostraron su verdadera imagen. ¿Qué mejor castigo a su soberbia que la patética imagen que dieron de sí mismos?
Por último, una frase de J.L.Villaronga:
"La política es el arte de los incapaces de triunfar en privado".
Pilar Cardeña Cruz