miércoles, 7 de julio de 2010

EL VERDADERO VALOR


La semana pasada leí el testimonio de dos personas enfermas y además he sabido de otra persona, muy cercana a mi entorno, que está luchando de forma titánica, contra una mala compañera de viaje.
Ante este tipo de situaciones tan difíciles, la primera reacción del ser humano suele ser de abatimiento, de hundirse, de llorar y pensar que el final está próximo. Luego, una vez pasado el impacto de este primer momento, llega la serenidad, que permite evaluar la nueva situación con el sosiego que requiere.
La persona sabe que debe enfrentarse a algo nuevo, algo desconocido hasta ahora, que su vida ya no será la misma. Debe aceptar la nueva situación. Y es entonces, cuando desde la calma de haber aceptado la nueva situación, se da cuenta de que una actitud de autocompasión, debilidad ante la enfermedad, no harán si no agravarla, mientras que una actitud de coraje, de enfrentarse a la adversidad, hace que tu mente reaccione plantando cara a la situación y que tu propio cuerpo active todas sus defensas, con resultados extraordinarios en muchos casos.
Cuando conocí el caso de esta persona cercana a mi entorno, me produjo una honda consternación, agravada por la posibilidad de que se trate de una negligencia médica. Pero eso ahora poco importa. Lo importante, es que hace solo unos meses era una persona muy dinámica y ahora lucha por ganar la más dura de las batallas.
En momentos así, es cuando la fuerza interior, el amor de los que te rodean y una actitud positiva y de lucha son las armas más eficaces para enfrentarse al dolor y el deterioro físico. Entonces te das cuenta de cómo el individualismo egoísta, la maldad, la envídia, la mentira, el afan desmedido de enriquecimiento, y tantos otros males que aquejan a nuestra sociedad, no nos dejan ver lo realmente importante, el valor y la lucha de tantas y tantas personas anónimas. Vaya hoy, para todos ellos, los más cercanos, pero también para los que no conozco, mi más cariñoso reconocimiento.
Pilar Cardeña Cruz