viernes, 13 de marzo de 2009

MIEDO A TU MIEDO

Un anónimo comunicante me dice en su comentario:...."te animo a seguir participando y opinando,mientras te dejen claro, aunque mientras no seamos muchos los que te leemos no creo que tengas problemas".
Confieso que aunque ya le contesté a este apreciado anónimo, una vez analizado con más calma su comentario, creo que merece una reflexión más profunda, sobre el momento que estamos viviendo, que tiene reflejo en ese comentario. El/Ella, ha hecho su comentario amparado en el anonimato y eso no tendría importancia, si no fuera porque lo suyo no es una excepción, si no más bien la regla. El miedo a hablar, a decir lo que piensas existe.
El/Ella, desde su anonimato, me anima a seguir participando? y opinando mientras me dejen. Es decir, da por sentado que mi libertad de expresión está supeditada a que "me dejen", cosa que harán "mientras no seamos muchos los que te leemos no creo que tengas problemas". Es decir, que a medida que puedan aumentar las personas que me leen, aumentará la posibilidad de que yo tenga problemas.
Perdónenme pero me he perdido. ¿Estoy viviendo en el año 2009, en pleno siglo XXI, en un pueblo cada vez más multicultural, que se llama La Llagosta, gobernado por la izquierda, que a su vez pertenece a Catalunya, gobernada por una coalición de partidos de izquierda, y todo esto dentro de España, que disfruta de democracia desde hace más de 30 años, y cuyo gobierno también es de izquierdas, y tengo que tener cuidado con lo que digo, so pena de tener problemas?. Se supone que los problemas me los causaran los que mandan que se sienten aludido por mis críticas.
¿Porqué critico a los que mandan? Porque sus decisiones nos afectan a todos y condicionan nuestro futuro, porque cobran de nuestros impuestos y porque su deber es trabajar para el pueblo, y el pueblo tiene derecho a pedirles cuentas.
¿Debo tener miedo? Sí, como dijo alguien, "Tengo miedo de tu miedo"......
Porque si tú tienes miedo, no me ayudarás a salir del agua aunque veas que me estoy ahogando, no me salvarás de las llamas si me ves atrapada en un incendio; no me ayudarás si me están agrediendo.... Por eso tengo miedo de tu miedo, sociedad. Tengo miedo de una sociedad, acomodada, insolidaria, cobarde que tiene miedo a la verdad y que ante su incapacidad de luchar por su futuro, espera que lo hagan otros. ¿Qué pasaría si todos tuviéramos miedo a volar, a ir en coche, a navegar... pues sencillamente, que todavía iríamos en burro, porque no habría pilotos, ni conductores, ni marineros..
Si tu y yo podemos hablar hoy con libertad, es porque nuestros antepasados se tragaron sus miedos, que seguro que también los tuvieron, se movilizaron para conseguir mejores condiciones de trabajo y se enfrentaron a la dictadura, aún a costa de poner en peligro su vida. Y no son pocos los que la perdieron.
Sería injusto no reconocer que en esta lucha por las libertades, la izquierda estuvo siempre en la vanguardia y debe sentirse orgullosa de su pasado. Pero también es cierto, que parte de la izquierda de hoy día, ha renunciado a los valores de sus antepasados, ha olvidado su gloriosa herencia, se ha acomodado en el poder y mira con desden y en tono amenazador, a cualquiera que ose moverle la silla. De esta forma, encontramos que bajo el sello de la izquierda se esconden, a veces, comprotamientos, que hoy día la derecha no se atrevería a mantener. Esto lo sabe mi anónimo comunicante, al igual que lo saben muchos ciudadanos. De ahí que me ponga en aviso de que me pueden callar. De ahí que muchos ciudadanos tengan miedo a expresar en voz alta lo que piensan, por miedo a represalias.
Yo no tengo miedo a la democracia, ni a la izquierda auténtica. Tengo miedo a quien ha renunciado a nobles ideales, ha convertido la política en un medio de vida y no acepta ningún cambio que ponga en riesgo su privilegiada situación. Tengo miedo al miedo generalizado.
Pero en la vida, nada es gratis. Y a pesar de los riesgos, voy a seguir pensando y expresándome con libertad. Es mi pequeño homenaje a cuantos nos precedieron en la lucha por la libertad. Prefiero correr el riesgo, que ver el retrato de la cobardía cada vez que me mire en el espejo.
Si me intentan callar, no se lo pondré fácil y si las represalias llegan, estoy segura de que no estaré sola porque aflorará la sociedad que no está paralizada por el miedo.
Pilar Cardeña Cruz