viernes, 19 de junio de 2009

NUESTRO MAYORES Y LA SOCIEDAD

Cuando puse en marcha mi blog, en mi presentación hablaba de mis padres , de los valores y educación que ellos me inculcaron, siento por ellos un gran amor y un profundo respeto. Aún hoy, recuerdo a mi padre trabajando en dos sitios diferentes y en algunas ocasiones duplicando su jornada por alguna avería importante en la empresa para la que trabajaba, con tal de que mi hermana y yo pudieramos tener lo que él y mi madre no habían podido tener, estudios.
En la actualidad cuentan con 82 y 80 años respectivamenmte, cada día que pasa, necesitan más de los cuidados de mi hermana y mios.
En más de una ocasión cuando los acompaño a sus controles médicos, me percato de la cantidad de abuelitos que, con graves problemas de salud, acuden solos a los médicos, a la compra o a cualquier actividad.
La sociedad actual ha evolucionado de forma muy rápida, a la vez que se está deshumanizando.
Con la incorporación de la mujer al mundo laboral, hay aspectos de la vida cotidiana que estamos dejando en el camino, y la ayuda y cuidado de nuestros mayores es uno de ellos.
Las residencias para ancianos intentan paliar las necesidades de muchos de nuestros mayores, pero, de todos es conocido el déficit que tenemos. Personalmente no soy partidaria de ellas, pues en muchos casos sirven para "aparcar" a nuestros mayores, sin embargo las considero de suma importancia cuando nuestros mayores sufren enfermedades degenerativas, cuando no pueden valerse por sí mismos, cuando sus viviendas no reúnen las condiciones necesarias, o cuando no tienen una fuente de ingresos que les permita tener la compañía o ayuda de una persona que les pueda cuidar.
En algunas ocasiones me he preguntado, si no sería posible ir hacia un sistema más humano y personalizado de cuidadores domiciliarios , que permitiera a nuestros ancianos tener cuidados y compañía sin separarles de su entorno. Está claro que la inmensa mayoría de los ancianos no abandonan su domicilio para ir a una residencia, salvo cuando no tienen más remedio que hacerlo. En la mayor parte de los casos, no es por tanto, una elección voluntaria.
Claro que una asistencia domiciliaria sería más cara que una residencia, pero en muchos casos, estos mismos ancianos que en sus últimos años de vida han sido "aparcados" en una residencia, donde en algunos casos viven prácticamente ignorados por sus hijos y familiares más cercanos, cuando fallecen dejan un pequeño patrimonio, que suele ser como mínimo una vivienda y que, ahora sí, se apresuran a adjudicarse sus herederos, que suelen ser los mismos que los aparcaron.
Algunos pasos positivos se han dado en este tema, como la hipoteca inversa, pero queda mucho por hacer y la sociedad, cada vez más deshumanizada, no parece que camine precisamente en la buena dirección.
Esta sociedad deshumanizada, carente de valores, egoista y déspota, que entre todos estamos creando también será un dia anciana. Entonces recogerá la cosecha de lo que ahora siembra.
Hagamos una reflexión.
Pilar Cardeña Cruz