viernes, 12 de junio de 2009

VIAJAR Y APRENDER

Siempre que puedo, me gusta visitar y conocer otras zonas de nuestra querida España. Cuando estoy de visita en una zona que no conozco, procuro informarme de cómo y de qué viven sus gentes y de cómo ha evolucionado la zona en los últimos tiempos.
Está claro que en todas las zonas hay problemas que sus habitantes afrontan de la mejor manera, y que "cada uno cuenta la feria según le va".
Pero, aunque cada territorio tiene sus peculiaridades, he podido constatar en las diferentes zonas que he visitado en los últimos años, la enorme transformación que han sufrido las infraestructuras y vías de comunicación, de forma que donde antes había carreteras estrechas y llenas de curvas, que hacían peligrosa la circulación no ya de los grandes vehículos de transporte de mercancías y viajeros, sino incluso de los turismos, hoy hay una magnífica red de carreteras y autovías. Además, esta magnífica red de carreteras, la encontramos a veces en zonas poco pobladas y cuyo parque móvil es muy inferior al de Catalunya, con lo cual la sensación de calidad es todavía superior.
La última zona visitada, ha sido La Rioja, bella tierra de gente amable que se esfuerza lo indecible para que te sientas en todo momento en casa. Pongo por ejemplo, lo que me pasó en Logroño, donde preguntamos a un señor que hablaba con otro sentado en un banco, dónde esta la zona de tapas, y el señor se levantó, se despidió de su compañero de tertulia, y nos acompañó hasta la mismísima calle Laurel. De nada sirvió nuestra insistencia de que no se molestara. Y no hablemos de las tertulias en torno a unas copas de buen vino acompañado de la degustación de una gran variedad de tapas.
Sorprende también la limpieza de sus ciudades así como el amor que los riojanos dedican a su tierra, la ausencia de terrenos abandonados, y como las cepas, perfectamente alineadas y cultivadas con mimo, cubren llanos y colinas.
Otra anécdota de este viaje, es el recorte de un periódico de la zona del año 1899, que está enmarcado en el Museo del Vino de Briones, donde se relata que con motivo de la plaga de filoxera, que en esa época arrasó prácticamente la totalidad de los viñedos, sumiendo a la región en la más absoluta pobreza, se esperaba la visita del ministro el cual debía informar sobre los planes de ayuda del gobierno para hacer frente a tan terrible plaga. Según el diario, el ministro nunca se presentó y fue finalmente la iniciativa privada de las empresas la que consiguió sacar a la región de la crisis.
Las modernas vías de comunicación, a que me refería antes, eran necesarias, yo diría que imprescindibles, si queremos que el desarrollo llegue a todos los rincones del país.
Pero he de confesar que cuando visito estos lugares, no puedo evitar una sana envidia de ver como progresan sus territorios, mientras Catalunya atrora motor de España, languidece y pierde fuelle. ¿De quien es la culpa del retraso relativo en que está quedando Catalunya? Supongo que se la podemos echar a Madrid y quedarnos tan anchos. Pero, ¿toda la culpa es de Madrid?. ¿Administramos bien los recursos de que disponemos? El que esté libre de culpa, que tire la primera piedra.
Pilar Cardeña Cruz